Era una tarde en Londres, estaba en el balcón de un elegante edificio tomando un té negro con galletitas. Observaba los autobuses rojos de doble piso y el maravilloso Big Ben.
Ya sonaron las campanas
de las seis en punto. Me duché, me vestí y fui a la visita programada en palacio. Yo me aburría porque la guía
nos enseñaba los jarrones, las flores... aquella voz fue desapareciendo
poco apoco de mi cabeza. Apoyé mi mano en la pared y, de repente, se escucharon unos
engranajes, un túnel secreto se abrió ante mi y me caí de allí. Entré en la habitación
de la reina, ella se extrañó al verme y me dijo que no me preocupara, que sería un secreto. Fue ella quien me
enseñó el palacio y sus historias. La reina me iba conociendo cada vez más y me dijo si quería ser su secretaria personal, lo acepté y al final me quedé a vivir allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario