lunes, 10 de marzo de 2014

Japón - Abel Moya González



   En Japón, una tarde de otoño en el campo con colores marrones y amarillos, Abel presenciaba los combates a espada a la vez comía los fideos más deliciosos que él había probado.Aunque insistió en conocer la receta, los cocineros no cedieron. 
    Al caer la noche oyó un susurro que decía "te voy a matar". En ese instante sintió dos cosas: un escalofrío y que la voz le sonaba; su reacción fue levantarse y alzar su espada. Le era difícil ver al bandido, pero la luz de la luna se lo facilitó y con un giro de muñeca le cortó la cabeza. Cuando llegó a casa, la introdujo en una urna como trofeo para contenplarla siempre.

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