Japón - Abel Moya González
En Japón, una tarde de otoño en el campo con colores
marrones y amarillos, Abel presenciaba los combates a espada a la vez comía los fideos más deliciosos que él había probado.Aunque insistió en conocer la receta, los cocineros no cedieron.
Al caer
la noche oyó un susurro que decía "te voy a matar". En ese instante sintió
dos cosas: un escalofrío y que la voz le sonaba; su reacción fue levantarse y
alzar su espada. Le era difícil ver al bandido, pero la luz de la luna se lo facilitó y con un giro de muñeca le cortó la cabeza. Cuando llegó a casa, la
introdujo en una urna como trofeo para contenplarla siempre.
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